La propuesta de renombrar el Golfo de México a “Golfo de Estados Unidos” es más que una declaración controvertida; plantea preguntas importantes sobre soberanía, derecho internacional y la relación entre los países vecinos.
“Estados Unidos reclamará su lugar legítimo como la nación más grande, poderosa y respetada del planeta, inspirando el asombro y la admiración de todo el mundo”, declaró el lunes. “Dentro de poco, vamos a cambiar el nombre del golfo de México por el de golfo de Estados Unidos”.
El Golfo de México es una cuenca oceánica bordeada por México, Estados Unidos y Cuba, y su nombre ha sido reconocido históricamente desde hace siglos. Cambiar su denominación oficial no solo requeriría consenso político dentro de Estados Unidos, sino también implicaría procesos diplomáticos internacionales.
Ubicado entre el sureste de Estados Unidos, la costa este de México y la isla de Cuba, el golfo de México no solo es ahora fuente de biodiversidad y recursos naturales. También fue, durante el periodo de las exploraciones, una de las principales puertas de entrada al continente norteamericano para las expediciones europeas y clave para la integración de nuevos territorios en la órbita del mundo conocido. Según la Asociación Histórica del Estado de Texas, el golfo de México fue descubierto por europeos en 1508 cuando el explorador español Sebastián de Ocampo, mientras circunnavegaba Cuba, avistó este "mar oculto". Este descubrimiento marcó el inicio de exploraciones que convirtieron al golfo en una ruta clave para los conquistadores españoles.
En 1513, Juan Ponce de León realizó el primer desembarco conocido en la península de Florida. Posteriormente, en 1517 y 1518, Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva exploraron las aguas del sur del golfo, acercándose a territorios del imperio mexica.
¿Por qué Trump habla de renombrar el golfo de México?
Desde su primera candidatura a la Casa Blanca en 2016, Trump ha tenido numerosos enfrentamientos con México en varios temas, incluida la seguridad fronteriza y la imposición de aranceles sobre las importaciones. En aquel entonces prometió construir un muro a lo largo de la frontera entre ambas naciones y obligar a México a pagarlo. Estados Unidos eventualmente construyó o renovó unos 725 kilómetros (450 millas) de muro durante su primer mandato.
En Estados Unidos a menudo se le conoce al golfo de México como la “tercera costa” del país debido a que su litoral se extiende por cinco estados del sureste.
¿Es posible renombrarlo unilateralmente?
Desde una perspectiva práctica, Estados Unidos no tiene la autoridad para imponer un cambio de nombre en un cuerpo de agua internacional sin el acuerdo de las demás naciones involucradas. Según el derecho internacional, los nombres de lugares geográficos compartidos no pueden modificarse unilateralmente por un solo país. México, como principal vecino y homónimo del golfo, tendría que ser consultado.
Además, organizaciones internacionales como la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) y las Naciones Unidas gestionan los estándares y nombres geográficos reconocidos globalmente. Cualquier intento de cambiar el nombre tendría que pasar por sus procesos y contar con el consenso de los estados miembros.
Motivaciones y reacciones
Aunque la idea podría interpretarse como un gesto simbólico de poder o una estrategia política, es probable que enfrente fuertes críticas tanto dentro de Estados Unidos como en el ámbito internacional. Para México, en particular, esta propuesta podría interpretarse como una afrenta a su soberanía e identidad histórica.
Aunque un presidente estadounidense puede sugerir cambios o impulsar medidas internas para referirse al Golfo de México de otra manera, modificar oficialmente su nombre a nivel internacional sería extremadamente difícil y requeriría acuerdos diplomáticos complejos.