El pasado viernes 2 de diciembre, se registró una manifestación en San Gregorio Atlapulco, donde pobladores exigían información sobre una serie de obras hidráulicas que se realizan en la comunidad. Las protestas, que han sido duramente reprimidas, continúan hasta el día de hoy. La situación lleva ya más de 20 lesionados.
En un puente y entre algunos árboles se cuelgan carteles de protesta. “El agua es del pueblo y para el pueblo”, reza una parte de los escritos.
En un tuit el secretario de Gobernación capitalino, Martí Batres, informó que las obras realizadas eran de “drenaje”. “Es un trabajo que los habitantes] han solicitado por razones de salubridad y medio ambiente”.
Durante las protestas, los habitantes explicaron que están en contra de la construcción de obras de drenaje, por lo que mantienen bloqueada la avenida Nuevo León al tampoco estar de acuerdo con realizar una consulta, como lo propuso el Gobierno capitalino, ya que piden la cancelación del proyecto y el retiro de las tuberías.
El Gobierno de la CDMX sostuvo que no habrá tolerancia para el abuso policial, por lo que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, pidió a la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX realizar la investigación correspondiente.
Además, tomó la decisión de separar del cargo al director general de Concertación Política de la zona sur, Emigdio Tonatiuh Ávila Obispo; así como al director general de la Unidad de Policía Metropolitana Fuerza de Tarea, Luis Adrián Huerta
¿Qué defienden?
Una porción de San Gregorio Atlapulco se encuentra en el polígono denominado Suelo de Conservación, que refiere a las zonas que proveen servicios ambientales necesarios para el mantenimiento de la calidad de vida en la Ciudad de México.
Zona chinanmpera
La importancia de las chinampas de este pueblo es patente por la vigencia de su vocación; en la actualidad aún se destinan para cultivar hortalizas y plantas de ornato, y no como un mero atractivo turístico. De acuerdo con datos de 2016, la zona chinampera tenía una extensión de 484.1 hectáreas. Los habitantes originarios cultivan la tierra; algunos de ellos se han dedicado toda su vida a esa labor y otros, después de trabajar en alguna actividad terciaria o profesional, regresan a sembrar una vez jubilados. Así pues, la chinampa representa trabajo y pertenencia, que se ven reflejados en los pequeños y grandes núcleos familiares.
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