Es un cine que observa, que escucha, que entiende el poder de la imagen pura.
El cine de Patagonia Films tiene una cualidad inconfundible: sus imágenes parecen respirar. Hay un ritmo natural en la forma en que la cámara se desliza por los paisajes, en cómo la luz acaricia las texturas de la tierra y el agua. Es un cine que observa, que escucha, que entiende el poder de la imagen pura.
No es solo que sus documentales hablen de la naturaleza, es que parecen hechas desde la naturaleza misma. Hay una sensación de autenticidad en la forma en que retratan el paisaje, en cómo la cámara se detiene a observar sin prisa, como si respetara el ritmo del mundo natural. No buscan imponer una historia sobre la tierra, sino dejar que la tierra cuente su propia historia.
Dos documentales destacan por la manera en que convierten la naturaleza en protagonista absoluta: The Secret Life of Trees y The Observers.
En el primero, la estética visual no es solo un recurso narrativo, sino el eje central de la experiencia. La cámara se mueve con la paciencia de un árbol que ha visto pasar los siglos. Hay encuadres donde la inmensidad del bosque se impone, planos cerrados donde la humedad de la corteza y el vaivén de las hojas se sienten casi táctiles. La fotografía juega con la luz filtrándose entre las ramas, con sombras que laten al ritmo del viento. El resultado es una sensación de intimidad con lo orgánico, como si el espectador estuviera dentro del ecosistema en lugar de mirarlo desde afuera.
Una historia escrita en anillos que sigue a un grupo de esquiadores, snowboarders, científicos y curanderos por bosques de abedules de Japón, los cedros rojos de la Columbia Británica y los bristlecones de Nevada, mientras exploran una antigua historia.
The Observers, en cambio, tiene una estética que remite más al aislamiento, al peso de la distancia y al silencio. Aquí, la imagen captura la relación entre el ser humano y un entorno hostil, marcado por una belleza casi etérea. La paleta de colores es fría, dominada por tonos azulados y grises que refuerzan la sensación de lejanía. La cámara suele quedarse quieta, permitiendo que el tiempo transcurra dentro del encuadre, como si el paisaje mismo estuviera observando al observador. Esta quietud visual genera un tipo de contemplación distinta: no la de la conexión con la naturaleza, sino la de la pequeñez humana frente a ella.
Desde 1987, Karin y Lennart han observado y registrado el clima cada tres horas, día y noche, siete días a la semana, todos los días del año, desde su estación junto al faro de Falsterbo, Suecia. Ganando “un salario miserable y una vida fantástica”, se mantuvieron firmes durante partos, enfermedades y tormentas de nieve, sin perderse una sola observación en 36 años, mientras miles de estaciones en todo el mundo caían debido a la automatización. Contada a través de los ojos de su hija Maja, esta extraordinaria y conmovedora historia de amor muestra que la felicidad duradera existe en una profunda conexión con la naturaleza y los ritmos cotidianos.
Lo que une a ambos documentales es la manera en que la imagen construye una relación sensorial con el entorno. No es un cine que explique ni que fuerce interpretaciones. Es un cine que deja que la naturaleza hable en su propio lenguaje: el de la luz, el viento y el silencio. En un mundo donde la imagen está saturada de efectos, cortes rápidos y un ritmo frenético, este tipo de cine es un respiro. Nos recuerda que la belleza también está en la espera, en la quietud, en la observación paciente. Y en tiempos como estos, eso vale mucho.
Este enfoque cinematográfico no es casualidad. Patagonia, la marca de ropa outdoor y aventura, ha consolidado una fuerte identidad ligada al activismo ambiental. Desde su fundación en 1973 por Yvon Chouinard, ha sido pionera en la adopción de materiales reciclados, la promoción de prácticas de comercio justo y la donación de parte de sus ganancias a causas ecológicas. Su compromiso con la sostenibilidad no solo se refleja en su producción textil, sino también en su incursión en el cine documental.
Dentro de su activismo, Patagonia ha producido y financiado varios documentales con temáticas ambientales, buscando generar conciencia sobre problemas ecológicos y promover soluciones sostenibles.
Entre los más destacados se encuentran DamNation (2014), sobre el impacto de las represas en los ecosistemas de los ríos; Artifishal (2019), que aborda la problemática de la cría de salmones artificiales; Public Trust (2020), que denuncia las amenazas a los espacios públicos protegidos; y The Scale of Hope (2022), que sigue la historia de Molly Kawahata, exasesora climática de la Casa Blanca, mientras enfrenta la crisis climática desde la perspectiva del montañismo y la resiliencia personal.
Patagonia no solo financia estos documentales, sino que también los utiliza como herramientas de activismo. La empresa organiza proyecciones gratuitas, campañas de concienciación y acciones concretas para presionar a gobiernos y empresas a tomar medidas en favor del medio ambiente. Su cine, tanto en la ficción como en el documental, es una extensión de su filosofía: mostrar la belleza del mundo natural para recordarnos que es nuestra responsabilidad protegerlo.
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