El año que termina se ha convertido en un viaje inolvidable a través de las páginas de libros que han nutrido mi mente y mi corazón. Cada título representa una experiencia única, una ventana a mundos diferentes y una invitación a reflexionar sobre la vida, las emociones y las complejidades humanas. Revisar mi lista de lecturas es como repasar un diario de aprendizajes y emociones.
Comencé con La paciente silenciosa, un thriller psicológico que me atrapó desde la primera página con su intriga y giros inesperados. De ahí, pasé a El mentiroso y En plena noche, dos obras que, aunque diferentes, comparten una atmósfera de suspense que me mantuvo al borde del asiento.
La narrativa en De vuelta a casa me recordó por qué disfruto tanto la pluma de Kate Morton . Esta historia, cargada de nostalgia y redención, se complementó con lecturas como Yellowface y WeyWard, novelas que exploran la identidad, el feminismo y los conflictos internos de sus protagonistas. En Looking for Jane, el viaje fue emocionalmente intenso, al abordar temas de derechos reproductivos y las luchas de las mujeres a lo largo del tiempo.
En el ámbito de la literatura contemporánea, The Dutch House y The most fun we ever had me dejaron con una profunda reflexión sobre las dinámicas familiares. Estas obras, con sus personajes profundamente humanos, me hicieron pensar en las complejidades de los vínculos que nos unen y separan. De manera similar, Las hijas de las criadas y Simpatía me acercaron a realidades sociales y emocionales que, aunque distantes de mi vida cotidiana, lograron resonar en mi interior.
La vida de grandes artistas como Charlotte o Anita del monte laughs last me cautivan, siempre me ha llamado el mundo del arte.
No todo fueron emociones intensas; también encontré refugio en lecturas ligeras y llenas de ternura como Dorayakii y La veterinaria, que me ofrecieron momentos de calma y alegría. Por otro lado, The women, By any other name y How to end a love story me llevaron a explorar diferentes perspectivas sobre el amor y la identidad, recordándome que cada historia de vida es única y valiosa.
La fantasía y la belleza literaria también estuvieron presentes. A storm of infinite beauty fue una historia que me transportó a mundos llenos de magia y asombro. En contraste, La casa de los secretos y El viñedo de la luna me envolvieron con sus ambientes misteriosos y evocadores.
Finalmente, cerré el año con lecturas que invitan a la introspección. La biblioteca de las lectoras valientes y Intermezzo me dejaron un sabor dulce y melancólico, recordándome el poder transformador de la literatura y cómo cada libro que leemos se convierte en parte de nosotros.
Este año en libros ha sido un viaje de autodescubrimiento, aprendizaje y conexión con historias que, de una forma u otra, han enriquecido mi vida. Cada página leída es un paso más en el camino hacia comprender mejor el mundo y a mí misma. Estoy lista para lo que traerá el próximo año literario, con la certeza de que seguirá siendo una aventura inolvidable.
El orden es como iban apareciendo en mi vida:
Charlotte David Foenkinos
La hija cubana...
Anitzel Díaz
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El disfrute de una lectura sin aspavientos. A veces se nos olvida que la literatura puede ser eso, disfrute...Libros, series, historias, para sentarse con una taza de café y pasar de la tarde a la madrugada. Recomendaciones.
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