Ya desde hace meses se sentía en el ambiente un no sé qué que qué se yo. La gente, los mexicanos hablando de política en todos lados y a todas horas.
Discusiones acaloradas en los cafés, transporte público, esquinas y parques.
Cada uno de su lado inamovible sabedor y creyente de la verdad absoluta. Cuando todos sabemos que las verdades absolutas no existen.
Mañana es un día muy importante para mí, escuché repetidas veces este sábado. En chats se compartió cualquier tipo de información mucha falsa, aunque no tanto. Siempre manchando la realidad o quizá acentuándola.
De repente se hizo el silencio y salimos a votar. En tropel diría yo. Lo nunca antes visto dirían otros. Supongo las arengas y la realidad que cada vez más confronta como algo insuperable nos sacó a la mayoría a la calle.
Las imágenes de filas interminables en diversos consulados y embajadas del extranjero se hicieron virales.
La información volaba. No han llegado los funcionarios, o se pueden abrir las casillas, incendian esto o aquella casilla, hay un conato de bomba. Siempre la catástrofe antes que la noticia, vende más, eso ya lo sabemos. Se roban boletas. Tratan de robarse boletas
Se da la cara, los ciudadanos formados para votar toman el lugar de los funcionarios que no llegaron. Los funcionarios atrapan a los que querían quemar urnas, los ciudadanos se niegan a cerrar la casilla cuando se descubre que es falsa la amenaza de bomba.
Los chats activos mostraban fotos de dedos entintados (eso sí con la huella borrada por si las dudas) algún que otro café regalado y muchas sonrisas. También volaban las dudas. Todas se aclararon.
Los ciudadanos llevan tacos a los mexicanos que llevan horas tratando de votar en Madrid. Los ciudadanos en calma y en paz formados por horas emitimos nuestros votos. Quizá hicimos plática en la fila, quizá solo queríamos escuchar por dónde va la cosa. Casi todos regresamos con una marchita en nuestro dedo, imborrable por varios días.
Hoy pase lo que pase México votó.
A las siete en punto antes de haber cerrado todas las casillas la televisora nacinal salió con el resultado que Claudia Sheinbaum había ganado, sin dar números la proclaaron ganadora. Conforme pasaron los minutos la misma televisora anunción habían ganado todos (menos uno) los estados. Jalisco permaneció con Movimiento Ciudadano. La estocada final la dieron al anunciar que en el Congreso morena y aliados habían arrasado.
Al PREP fueron cayendo a cuenta gotas las actas. De la CDMX no se hablaba, sospechosamente el https://www.iecm.mx se cayó durante veine minutos y la ventaja que llevaba Taboada sobre Brugada desapareción. Se declaró ganadora a la candiata de morena: Clara Brugada. A media noche salió la nueva porta -estandarte del INE a anunciar lo que ya todos sabíamos. A esa hora apagamos nuestros aparatos y sentidos y nos fuimos a dormir.
En la votación para presidente en un mapa rojo solo Aguascalientes, de los Estados más pequeños, fue el único que quedó azul. Una pequeña mancha que todavía lucha.
Al otro día todo sigue igual. Los resultados fueron los vaticinados por meses. Los cafés siguen llenos, también el transporte público, también las quejas, también los insultos; la violencia. Nada cambió.
Así somos, nos agachamos a recoger los despojos y a seguir, como siempre, como nunca.
Ya tarde, casi de noche, la candadita de la oposición anuncia que impugnará; hay que mandar fotos de todas las actas piden. Los resultados publicados en el PREP no concuerdan con las fotos que se tomaron (justo previendo un fraude) continuará...
Para facilitar la tarea:
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México ha salido a votar: mañana saldrá elegida la primera mujer presidenta
Casi 100 millones de mexicanos están llamados a votar en los comicios más grandes en los que, además de la presidencia, se renovarán las dos cámaras del Congreso, nueve de las 32 gubernaturas y más de 19.000 cargos locales.
Mientras esperaban su turno, muchos votantes de distintos puntos del país mostraban su preocupación por la violencia.
“Para mí el reto mayor en la seguridad”, explicó Stephania Navarrete, de 34 años, en el barrio de San Andrés Totoltepec, en las afueras de la capital. Navarrete, un ama de casa, subrayó la importancia de los programas sociales pero enfatizó que los niveles de delincuencia “se dispararon”, agregó.
En otro punto de la capital, Julio García, un oficinista, dijo que iba a votar por la oposición porque “hay que cambiar de rumbo” y recordó que ”a mí me han robado dos veces a punta de pistola”.
Casi 100 millones de mexicanos están llamados a votar en los comicios más grandes en los que, además de la presidencia, se renovarán las dos cámaras del Congreso, nueve de las 32 gubernaturas y más de 19.000 cargos locales.
Uno de los más simbólicos es la alcaldía de la Ciudad de México, donde la izquierda gobierna desde 1997 y el oficialismo sufrió un retroceso en las elecciones de medio mandato de 2021.
Yoselin Ramírez, una comerciante de 29 que votó en un barrio de clase media que siempre privilegia a la oposición, dijo que dividió su voto porque no quiere mayorías absolutas. “No quiero que todo se ocupe con el mismo partido para que haya un poco más de igualdad”, explicó.
“Me emociona que una mujer pueda ser presidenta”, agregó Ramírez esperanzada en que una mujer en el poder pueda mejorar la situación laboral de las mexicanas.
Sheinbaum, exacadémica, apostó por no despegarse de los pasos de López Obrador, lo que le garantiza el apoyo de los sectores más populares —que son la base electoral del actual presidente— pero le dejó poco o ningún margen de maniobra para proponer ajustes a las políticas más polémicas del mandatario.
Gálvez, quien presume de haber pasado de vender gelatinas a fundar sus propias empresas tecnológicas, se presentó como la única opción para devolver la paz a los mexicanos y centró su campaña en criticar la estrategia de seguridad del presidente de “abrazos, no balazos”, que quiere atajar las causas de la violencia sin confrontación directa con los cárteles.
Más de 27.000 efectivos federales, la mayoría de la Guardia Nacional, estaban a cargo de la seguridad y la primera mitad de la jornada transcurrió pacíficamente, aunque con lentitud, en la mayoría de los aproximadamente 170.000 colegios electorales de México.
En Chiapas, el estado fronterizo del sur que tiene graves problemas de violencia, hasta el 42% de los puntos de votación sufrieron retrasos. En uno de sus pueblos, individuos armados secuestraron a un hombre en un punto de votación que más tarde fue localizado herido en otro lugar, según informó la fiscalía estatal.Alrededor de 675.000 mexicanos que viven en el extranjero están registrados para votar pero en el pasado sólo un pequeño porcentaje lo ha hecho. El voto no es obligatorio en México y la participación ha rondado el 60% en las últimas elecciones.La violencia política se ha multiplicado durante la campaña. No es algo nuevo para México, donde el crimen organizado busca condicionar a los candidatos en los estados y municipios para garantizarse el control local de las zonas donde opera. Pero este año su impacto ha sido notable con casi una treintena de aspirantes a cargos públicos asesinados y decenas de ataques, amenazas y homicidios de familiares de los políticos.
“Vine a votar para que acabe este gobierno inepto que dice que vamos bien y hay tantos muertos”, afirmó Angelina Jiménez, un ama de casa de 76 años, que llegó con muletas a un centro de votación del este de la capital, en el barrio de Iztapalapa, el más poblado de Ciudad de México.
En sur del país, los votantes también se mostraron preocupados por el gran flujo de migrantes, que consideran descontrolado. Claudia Muñoz, licenciada en Comunicación que votó en la fronteriza ciudad de Tapachula, apostó porque el nuevo gobierno ponga en marcha un “blindaje” de la porosa frontera con Guatemala.
Las urnas de la mayor parte del país cierran a las 18.00 horas (00.00 GMT) y se espera que los primeros resultados preliminares y parciales empiecen a fluir a las 21.00 horas (03.00 GMT).
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AP
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