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¿La refinería de Tula contribuye a la contingencia ambiental en la CDMX?

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Cada vez contingencias más intensas y más largas. Apenas estamos en el mes de mayo, ni siquiera a mediados de este año, y ya van 8 contingencias ambientales en el Valle de México, de las cuales una fue regional y por partículas y las demás por ozono.


A mediados del pasado mes de febrero, el Servicio Meteorológico Nacional pronosticó entre 5 y 8 contingencias por ozono para la Zona Metropolitana del Valle de México.


Refinería Tula


El Programa de gestión para mejorar la calidad del aire (Proaire) en la Zona Metropolitana del Valle de México, reconoce que la Termoeléctrica de Tula y su contigua Refinería Miguel Hidalgo de Pemex, son la principal fuente de emisiones de gases tóxicos para el Valle de México.

Además diversas organizaciones ambientalistas han denunciado que la central termoeléctrica y la refinería de Tula, en el estado de Hidalgo, son las centrales más contaminantes en el país.


“El material particulado se va hacia los alveolos pulmonares, es tan pequeño que pasa al torrente sanguíneo, y el bdióxido de azufre agrava enfermedades pulmonares”, explicó Stephan Brozdiak, integrante de la organización El Poder del Consumidor.

Las organizaciones urgieron a la planta Termoeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a sustituir el combustóleo por gas, para reducir las enfermedades respiratorias que anualmente, en México, provocan alrededor de 44 millones de muertes prematuras, según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (Inecc).


“Las emisiones de la termoeléctrica son mucho más altas que las fuentes locales de contaminación”, aseguraron.

Ambas centrales emiten 33 veces más dióxido de azufre (SO2) que todo el Valle de México en su conjunto, y contribuyen al aumento de partículas finas (PM2,5), por lo que representan una grave amenaza para la salud, alertaron seis organizaciones ambientalistas.


La central de Tula emite cada año más de 130 mil toneladas de dióxido de azufre entre otros gases contaminantes, según un informe de SEMARNAT. Si guardásemos ese tóxico en contenedores de camión podríamos hacer una fila desde Ciudad de México hasta las proximidades de la propia termoeléctrica.


“Desde 1989, esta zona de Tula está considerada como zona crítica de contaminación atmosférica; en el 2006, la ONU la nombró la zona más contaminada del planeta; en el 2008 la Secretaría de Salud hizo un estudio y está zona tuvo una incidencia de enfermedades respiratorias agudas más altas de todo el país. Es una de las empresas más contaminantes, prácticamente está usando el 80 por ciento de combustóleo para su operación, el resto lo hace con gas natural”, señaló Gerardo Castillo García, miembro de la Sociedad Ecologista de Hidalgo para Milenio

El 28 de marzo de 2021 fue el día más contaminado en la historia del Valle de México. Estudios de calidad atmosférica nos recuerdan que casi todas las normas son rebasadas por la contaminación que inhalamos. Según el informe sobre la calidad del aire de 2018, el último publicado por el gobierno de Ciudad de México, se multiplicaron por siete las tasas de dióxido de azufre recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi se duplican los niveles de ozono y se rebasaron todas las normas nacionales e internacionales sobre la presencia de partículas PM10 y PM2.5.


La termoeléctrica, “ilustra uno de los graves problemas que están en el corazón de la reforma eléctrica que está parada”, basada en la quema de combustóleo. Que es “el residuo que queda de la limitada capacidad que hay en la refinería de Tula de procesar el crudo mexicano de alto contenido de azufre, resulta que el residuo tiene 4 por ciento de azufre eso es altísimo, este tipo de residuo, combustible ya no se puede exportar a la mayor parte del mundo”.

“Ejercicios de modelación de la dispersión de contaminantes y de la calidad del aire, han mostrado que los impactos en los niveles en superficie de SO2 en la ZMVM están fuertemente ligados a los patrones de vientos predominantes provenientes del complejo de Tula”, explicó un comunicado firmado por Greenpeace, Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) y Plataforma México Clima y Energía (PMCE).



Con info de agencias

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