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La pasarela del frente opositor

Por Alberto Aguirre


Han pasado tres años de un diálogo dominado por el escepticismo y con el riesgo permanente de suspenderse, que ha llegado a la etapa definitiva. La necesidad de lograr un contrapeso al presidente más poderoso en los últimos 50 años fue el motor inicial de esa peculiar confluencia de otrora aliados improbables que podría subsistir, bajo la premisa de expulsar a Morena de Palacio Nacional.


A diferencia del sexenio anterior, donde las cúpulas partidistas promovieron el llamado Pacto por México para impulsar una agenda de reformas estructurales de gran calado, pero duración efímera, esta vez los representantes de la sociedad civil fueron a tocar la puerta de los líderes políticos.


Unos y otros ya habían sufrido el escarnio cuatroteísta en La Mañanera, incluso recrudecido durante la primera y durísima etapa la pandemia por la Covid-19. Gustavo de Hoyos y Claudio X. González estuvieron en el centro del grupo primigenio y primero acudieron con Marko Cortés.


El sábado 22 de junio del 2020, en la terraza de la casa de González, los líderes del PAN, PRI, PRD y de Movimiento Ciudadano escucharon el llamado de la sociedad civil para unir fuerzas y enfrentar al populismo. Dante Delgado fue el único en rechazar la coalición electoral, que tendría su primera estación en el 2021, pero seguiría en el bloque legislativo para contener a la mayoría oficialista. Allí se empezó una larga fila de reuniones —una docena— entre junio y diciembre del 2020 y se pactó la coalición Va por México para competir en la elección intermedia con un objetivo esencial: quitarle la mayoría calificada a Morena.


En la narrativa de la oposición, la estrategia ha sido un éxito a pesar de los descalabros del 2022. Y es que en las elecciones federales intermedias, Morena y aliados obtuvieron 21 millones de votos, dos millones menos que los otros partidos. En 29 de los municipios 40 más poblados del país —incluido un corredor urbano que atraviesa el centro del país, hasta el Bajío— gobierna alcaldes opositores.



A pesar de capítulos ominosos, en el legislativo, el bloque de contención ha prevalecido no obstante las fisuras. Las reformas cuatroteístas en materia eléctrica, electoral y de seguridad nacional no alcanzaron rango constitucional y pueden ser frenadas por el poder Judicial.


Allí queda, como triste referencia, una historia reciente: el intento de establecer límites al Tribunal Electoral, acordado por las fuerzas partidistas y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. La presión mediática, pero sobre todo la molestia de los representantes ciudadanos hicieron que el PAN públicamente reculara y se colocara como un ariete de la defensa de los magistrados, cuando fueron ellos entusiastas redactores de la iniciativa.


Legisladores involucrados en las negociaciones de esta intentona refieren que, la facción panista propuso limitar a los magistrados en la interpretación literal de la ley, una de las piezas del escándalo. La mañana del pasado jueves 13, estaba firme el acuerdo, hasta que Jorge Romero recibió la instrucción de dar marcha atrás, para que Marko Cortés pudiera apagar el fuego interno y por eso filtraron que estaban en contra de vulnerar al TEPJF, lo que prendió las alarmas en el PRI, PRD y, por supuesto, en Morena.


Ante las pugnas partidistas, nuevamente tendrán que intervenir los ciudadanos para salvar la coalición opositora, donde saben qué unidad es más importante que el nombre del candidato. Va por México sabe que la suma no alcance y que sin Movimiento Ciudadano, será imposible.



A contrarreloj, comienza la primera jornada de la pasarela de los presidenciables de la oposición. Con una docena de panistas, priistas y “ciudadanos”: Claudia Ruiz Massieu, Lilly Téllez, Beatriz Paredes, Juan Carlos Romero Hicks, Enrique de la Madrid, Santiago Creel, Gustavo de Hoyos, Demetrio Sodi, Silvano Aureoles, Miguel Ángel Mancera, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, José Ángel Gurría e Ildefonso Guajardo.


Un frente amplio opositor en el que confluyan los principales liderazgos partidistas y cívicos solo es posible —en esa misma lógica— si Movimiento Ciudadano se involucra. Pero Dante no quiere ceder.

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