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¿Existe una "generación deprimida"?

Lo que se ve en la práctica es que hoy la depresión entre adolescentes no solo es mucho más frecuente sino que más severa, con mayor sintomatología y mayor riesgo suicida, y, por lo tanto, se requiere mayor apoyo de fármacos.




Sí, hay quienes plantean que esta generación es de las que ha crecido más sola, pues los padres también están metidos en redes sociales, haciendo su vida, y no están disponibles emocionalmente para los hijos.


El cambio climático y la pandemia exacerbaron la crisis de salud mental. El número de estudiantes que reportaron sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza se incrementó en un 40%, según un informe de EEUU.


Los efectos de la crisis ambiental, como incendios más devastadores, olas de colar, sequía y mala calidad del aire, están alimentando una “ansiedad climática” entre los jóvenes. Así lo indicó un informe de las autoridades sanitarias de Oregon que fueron publicados en un reporte que destaca los sentimientos de angustia, ira y frustración entre los jóvenes ante la inacción percibida de los adultos y gobiernos.



Además, se ha puesto el foco en una falsa felicidad donde se les da a los hijos todo lo que quieren para que no se frustren y eso genera que no tengan las herramientas para lidiar con la frustración.


La crianza ha ido cambiando. No se trata de culpar a una u otra persona, son contextos culturales distintos.


La depresión es un mal que se esconde. Muchos no están conscientes de que puede estar afectado a la persona que tienen al lado; otros piensan que es “una etapa”, “algo pasajero”, “las hormonas alborotadas de los jóvenes”. Pero la depresión no es tan simple; es una enfermedad silenciosa, pues quienes la padecen, prefieren quedarse callados y sufrir las consecuencias.


Solo en América Latina, casi 16 millones de adolescentes de entre 10 y 19 años vive con algún trastorno mental, según constata el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Es un 15% del total de la población de ese rango de edad.

La cara más triste de este fenómeno es el suicidio.

Más de 10 adolescentes pierden la vida cada día por esta razón en la región, siendo la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 19 años, indica el mismo informe.


La depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, principalmente entre los 15 y 29 años; de esa cifra, 10 millones son mexicanos. Este problema no se limita al padecimiento de le enfermedad, sino que es una de las principales causas de ausentismo laboral, disminución de la productividad y mortalidad en México. Tan solo en el año 2016, la cifra de suicidios en México fue de 6,370 personas, así como un total de 12, 000 días productivos perdidos.


Y es que existe un gran estigma alrededor de este trastorno. La mayoría de las personas que sufren depresión optan por no decir una palabra acerca de ello a sus familiares o personas más cercanas, ya sea por miedo a no ser tomados en serio o porque ya han tratado de explicarlo y nadie logró comprenderlos.

Lo anterior nos lleva a aquellos que ven a la depresión como un simple sentimiento pasajero de tristeza o los que consideran a las personas que la padecen como locas o “en extremo peligrosas” que pueden llegar a lastimar a otros.

Sin embargo, los que sufren depresión solo pueden lastimar a una sola persona: ellos mismos.

Además de la inconsciencia social sobre la depresión, otra razón por la que no es tratada correctamente es la falta de personal capacitado. Muchas veces, no logran diagnosticarla o la detectan en personas que realmente no la padecen.

De acuerdo con la organización civil Voz Pro Salud Mental, los síntomas de la depresión son los siguientes: • Tristeza persistente. • Sensación de vacío. • Ansiedad. • Pérdida de interés, fatiga, desgano o pérdida de energía. • Pérdida de placer en cosas que antes se disfrutaba hacer. • Disminución del deseo sexual. • Baja autoestima. • Sentimientos de culpa. • Sentimientos de inutilidad. • Sentimientos de desesperanza o pesimismo. • Desbalance en los ciclos de sueño y/o alimentación. • Irritabilidad. • Aumento en consumo de sustancias. • Pensamiento de muerte e ideación suicida.

Existen diversos tratamientos para la depresión tales como la activación conductual, la terapia cognitiva conductual, la psicoterapia interpersonal y los medicamentos antidepresivos. Para saber cuál de ellos es más conveniente para cada persona, es necesario acudir a un especialista.


lamentablemente ha sido cada vez más necesario el apoyo farmacológico en jóvenes debido a la gravedad de las enfermedades que se están viendo.


Lo que se ve en la práctica es que hoy la depresión entre adolescentes no solo es mucho más frecuente sino que más severa, con mayor sintomatología y mayor riesgo suicida, y, por lo tanto, se requiere mayor apoyo de fármacos.


Sin embargo, nada de lo anterior puede funcionar si no se dejan a un lado los prejuicios. Es importante para quienes padecen depresión, y para quienes no, saber que está bien buscar ayuda cuando se sufre este mal, pues es un trastorno muy grave, pero que se puede curar. Es cuestión de hablar, escuchar y no tener miedo.

Nadie está solo. Nunca se está solo.


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