Manuel Ajenjo
Por momentos tuve la impresión de estar mirando un informe presidencial de los tiempos priistas, cuando el enardecido público de políticos zalameros interrumpía, con sus aplausos, al orador señor presidente más veces que las idas al baño de un enfermo de diarrea.
Sin embargo, al percatarme de lo que sucedía vi que sólo aplaudía la mitad de la audiencia. La otra mitad, hombres y mujeres, protestaban; mostraban carteles –en idioma inglés: “No al rey”; “Falso” “Salva Medicad”; “Musk roba”; “Eso es mentira!”
A estas alturas de la crónica –y más que nada por el título— ya lo saben lectoras y lectores que el aplaudido y protestado es el portador de la camisa de fuerza presidencial de los EU; el eje del Universo; el orate anaranjado; the winner: mister Donald Trump .
Obvio que las y los que ovacionaban al magnate que se cree “hecho a mano” eran del Partido Republicano y las indignadas y los reclamantes del Partido Demócrata, a los cuales el orador veía de soslayo, dedicando su atención a los de la otra ala del recinto, es decir a sus simpatizantes: republicanos que aplaudían como acarreados.
Con un discurso de una hora 42 minutos, más falso que el beso de una madrastra, dueño del ego más grande del mundo, Donald Trump , presumió: “Hace seis semanas, me paré bajo la cupula del Capitolio y proclamé el amanecer de la Edad de Oro de América. Desde ese momento no ha habido más que una acción rápida e implacable para marcar el comienzo de la mayor y más exitosa era de la historia de nuestro país. Hemos logrado más en 43 días que la mayoría de las administraciones -¿incluyendo la anterior suya?- en cuatro u ocho años, y no hemos hecho más que empezar”. Con esto demuestra que su gobierno será 25% de aranceles y 75% de mentiras.
Acusó a su antecesor de la alta inflación actual, expresó que “perjudicó a nuestros agricultores. Pero ahora, nuestros agricultores van a tener un día de campo” –sobre todo sin trabajadores mexicanos van a tomar el sol como nunca- (…) “Joe Biden dejó especialmente que el precio del huevo se descontrolara. El precio de los huevos está fuera de control, y estamos trabajando duro para que vuelva a bajar”. Recuerdo un viejo chiste: deflación es cuando un dólar cuesta un huevo; inflación cuando un huevo cuesta un dólar.
Presumió de libertad de expresión y como prueba de ello el congresista texano Al Green fue expulsado del recinto por protestar por el recorte del “medicaid”.
Por supuesto que nuestro país estuvo presente de manera denigrante y con amenazas bélicas en su petulante discurso: “El territorio inmediatamente al sur de nuestra frontera está ahora dominado en su totalidad por cárteles criminales que asesinan, violan, torturan y ejercen control total. Controlan una nación entera, lo que supone una grave amenaza para nuestra seguridad nacional. Los cárteles están librando una guerra en Estados Unidos, y es hora de que Estados Unidos libre una guerra contra los cárteles, cosa que estamos haciendo. Hace cinco noches, las autoridades mexicanas, debido a las políticas arancelarias que les imponemos, entregaron a 29 de los mayores líderes de los cárteles de su país. Eso no había ocurrido nunca. Quieren hacernos felices. Es la primera vez. Pero necesitamos que México y Canadá hagan mucho más de lo que han hecho: tienen que detener el fentanilo y las drogas que entran en Estados Unidos. Van a detenerlo”. (¡Qué hipócrita! Ni una palabra sobre los narcotraficantes gringos, ¿cómo llega la droga a las calles? Nada referente a un esfuerzo gubernamental para acabar con las adicciones que son las que generan el mercado del que se queja el farsante. Y, por supuesto, la venta de armas ni la mencionó).
Punto final
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