Presupuesto de Cultura: más de una década en declive. Se están perdiendo museos, recintos, escuelas de arte y música, colecciones emblemáticas; se están perdiendo becas.
La propuesta de reducir el presupuesto destinado a la cultura en 2025 ha encendido alarmas en el sector. Según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, la asignación para este rubro sería de 12,081 millones de pesos, un recorte significativo del 30% frente a los 16,754 millones asignados en 2024.
Esta drástica reducción plantea múltiples retos. Menos financiamiento afectaría proyectos culturales esenciales como festivales, exposiciones y programas de formación artística. Instituciones emblemáticas, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), enfrentarían dificultades para preservar el patrimonio y garantizar su operatividad. Los apoyos a creadores y artistas, que ya son limitados, podrían reducirse aún más, dejando a muchos sin oportunidades para desarrollar su obra.
Pese a este panorama, la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, ha intentado calmar las aguas, argumentando que el recorte responde a la conclusión de proyectos puntuales, como el Proyecto Chapultepec, y que los apoyos al sector no disminuirán. Sin embargo, los especialistas advierten que la reducción pone en riesgo la ejecución de programas clave, debilitando aún más un sector que ya enfrenta precariedad y centralización de recursos.
Desde hace años, la falta de políticas públicas sostenibles ha frenado el desarrollo cultural en México. La centralización de recursos en megaproyectos como el Bosque de Chapultepec y el Tren Maya ha relegado a comunidades y estados, que ven mermadas sus posibilidades de fomentar iniciativas locales. Además, la falta de incentivos fiscales y el limitado respaldo a la participación del sector privado y la sociedad civil han impedido consolidar un modelo que impulse la economía cultural del país.
Si bien el gobierno ha celebrado la repatriación de piezas arqueológicas, su desdén por el arte moderno y contemporáneo resulta evidente. Ejemplo de ello es el incierto destino de la Colección Gelman, que pudo haber permanecido en México como un legado invaluable pero terminó dispersándose, víctima de la desidia oficial.
La cultura en México necesita algo más que discursos y presupuestos insuficientes. Es momento de diseñar políticas integrales que descentralicen recursos, protejan el patrimonio, fortalezcan las instituciones y fomenten la colaboración entre el sector público y privado. Sin estos cambios, el país seguirá perdiendo terreno en una de las áreas que mejor reflejan su identidad y riqueza.
Escuela Superior de Música
Un ejemplo claro es el estado en el que se encuentran no solo las instalaciones sino planes de estudio y planteles de la Escuela Superior de Música.
El 24 de septiembre de 2024, estudiantes de la Escuela Superior de Música (ESM) alzaron la voz con un pliego petitorio dirigido a las autoridades educativas y gubernamentales. Exigieron mejoras urgentes en las condiciones de estudio y enseñanza, destacando la necesidad de reparar y renovar instrumentos musicales en mal estado, así como solucionar problemas de infraestructura que afectan cubículos y salas de estudio, muchas dañadas por humedad. También pidieron actualizar planes de estudio que llevan casi 20 años sin cambios y mejores condiciones laborales para los docentes, quienes enfrentan precariedad desde hace años.
La gestión del director interino, Luis Manuel Montes, ha sido duramente criticada por imponer decisiones sin consultar a la comunidad, lo que ha generado un ambiente de malestar general. Aunque un paro anterior en mayo de 2024 logró pequeños avances, como acceso a insumos básicos, los estudiantes y docentes insisten en cambios profundos para garantizar una educación de calidad y un entorno digno para todos.
Debate "¿Tenemos la Secretaría de Cultura que el país necesita?"
En el debate "¿Tenemos la Secretaría de Cultura que el país necesita?", organizado por el Grecu, que reunió a representantes de las candidaturas presidenciales para discutir los retos culturales en México. Se habló sobre la centralización de recursos, con Ruth López criticando proyectos como el Bosque de Chapultepec y el Tren Maya, mientras Ana Francis Mor defendió apoyar directamente a artistas locales. Consuelo Sáizar propuso un modelo cultural basado en experiencias internacionales, destacando la precarización laboral en el sector.
También se discutió el presupuesto, con López sugiriendo destinar el 1% del PIB a cultura, mientras todas coincidieron en la importancia de incentivos fiscales, aunque Mor advirtió sobre el riesgo de depender del mecenazgo privado. Además, las participantes resaltaron la necesidad de regularizar a los trabajadores culturales y fomentar colaboración con la sociedad civil y la iniciativa privada.
Hubo consensos en aumentar el presupuesto, mejorar condiciones laborales e impulsar exenciones fiscales, pero desacuerdos sobre cómo distribuir los recursos y evaluar programas como Cultura Comunitaria. El encuentro dejó claro que México necesita un modelo cultural más inclusivo, equitativo y sostenible.
Anitzel Díaz
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