Los domingos son para "campechanearse la vida"... Campechano, la palabra de origen indígena que más ha cambiado en la historia del español.
El 22 de marzo de 1517, exploradores españoles desembarcaron en el poblado maya de Ah Kim Pech y, por celebrarse el día de San Lázaro, lo renombraron San Lázaro. Así lo documenta Arturo Gómez en Campeche en la conquista y la colonización del mundo maya. Desde entonces, el término "campechano" evolucionó, enriqueciendo el español con nuevos significados que abarcan desde un adjetivo de cordialidad hasta una referencia a la mezcla de bebidas y alimentos.
Actualmente, y de manera universal, el término “campechano” se utiliza para hablar de la buena calidad que tenga una persona, sin que ésta sea originaria de Campeche. Así, hemos visto en alguna reseña periodística referente al rey emérito de España, don Juan Carlos de Borbón, donde se dice que el anterior monarca hispano “es muy campechano”. ¡Qué bien!
Según investigaciones de Omar Páramo y Francisco Medina, el nombre Campeche podría derivarse del maya Can Pech(lugar de serpientes y garrapatas) o Kin Pech (sol, garrapata), aunque persiste el debate sobre su origen exacto. Ambos autores afirman que "campechano" nació como gentilicio del estado, impregnado de cualidades positivas como la generosidad, sencillez y simpatía.
El filólogo Pedro Ramírez, tras cinco años de investigación, concluye que “campechano” es una de las palabras de origen indígena que más ha cambiado en el idioma español. Originalmente usado para describir a los habitantes de Campeche, el término se expandió como un adjetivo universal para una persona alegre y afable. Incluso en España, el rey emérito Juan Carlos I es llamado “el rey campechano” por su carácter accesible y espontáneo.
El Diccionario de la lengua española nos da otra acepción “campechano” “Bebida compuesta de diferentes licores mezclados”.
En la época de los piratas, el puerto de Campeche era famoso por sus bares, donde se ofrecían bebidas "campechanas" —mezclas de aguardiente y otros ingredientes. Débora Ontiveros, antropóloga, relata que estos “dracks”, inspirados en el pirata inglés Francis Drake, usaban ingredientes locales y se convirtieron en los precursores de los cócteles.
Asimismo, en Campeche surgió el "cóctel campechano" de mariscos, una combinación de camarones, ostiones y jaibas. Este plato popularizó el término “campechano” como una mezcla culinaria, que hoy se extiende a las famosas tostadas y tacos campechanos.
Con los años, el término “campechano” ha ganado terreno en distintos ámbitos, y ahora se usa también como verbo. Hoy, es común escuchar expresiones como "campechanearse la vida", que reflejan el carácter adaptable y polifacético de la palabra. Según el filólogo Ramírez, “campechano” ha pasado a ser adjetivo, adverbio, sustantivo e incluso ha aspirado a ser un verbo independiente, consolidándose como una joya del lenguaje coloquial mexicano.
Anitzel Díaz
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“Un fragmento de nuestra sociedad, que nos encanta, nos alberga y nos hace descansar”
La hamaca, cuyo nombre en haitiano, hamac, significa árbol, fue bautizada por los conquistadores con ese nombre por haber encontrado en las Antillas las primeras hamacas tejidas con filamentos de corteza de árbol. Después fue empleada para su confección la fibra de varios agaves. La hamaca consistía en una red formada de hilos gruesos y anchos claros, pendiente en el aire entre dos troncos de árboles a modo de bolsa colgante, para recostarse a descansar y para mecerse en vaivén entre sus mallas.
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