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Mal augurio o falta de recursos; pirámide milenaria sufre derrumbe

Descendientes de los purépechas interpretaron el derrumbe de la pirámide como “una señal sobrenatural de un desastre inminente, un mal presagio”...


La noche del 29 de julio de 2024, derivado de las intensas lluvias que han caído en la cuenca del lago de Pátzcuaro, con un acumulado por encima de la media prevista de precipitaciones, se presentó un derrumbe en la parte central de la fachada sur de uno de los basamentos piramidales de la Zona Arqueológica de Ihuatzio. Las altas temperaturas, registradas en el área previamente, y la consecuente sequía ocasionaron grietas que favorecieron la filtración del agua al interior del edificio prehispánico. El director estatal del INAH reconoció que la falta de recursos ha orillado a utilizar materiales inadecuados en las intervenciones.


Esta es la segunda vez que se presenta un daño en el recinto, pues en 2016 ocurrió un hecho similar en donde se detectó que anteriormente se habían realizado intervenciones en las que se utilizaron materiales equivocados que generaron el colapso de una de las paredes.




Los arqueólogos creen que la pirámide derrumbada se utilizó para realizar sacrificios humanos a Curicaueri o “Gran Fuego”, una deidad asociada con la victoria y la luz del sol. En declaraciones a medios locales y nacionales, los descendientes de los purépechas interpretaron el derrumbe de la pirámide como “una señal sobrenatural de un desastre inminente, un mal presagio”, señalando que “antes de la llegada de los conquistadores, ocurrió algo similar, que para la cosmovisión purépecha de esa época se debió a que los dioses Nana Kuerhaepiri [Curicaueri] y K’eri Kurikweri estaban descontentos”.

 

A partir de las primeras horas del martes 30, personal del Centro INAH Michoacán se trasladó al sitio patrimonial para evaluar los daños ocasionados; sus observaciones corroboraron la afectación de, por lo menos, seis de los cuerpos escalonados del llamado Basamento Sur, tanto en su muro exterior de lajas, como en su núcleo y muro de contención.

 

Las actividades de cuantificación de daños continúan y se concentran no solo en recuperar la parte afectada, sino también en intervenir a fondo la estructura del inmueble.

 

Trabajos realizados en el pasado, con técnicas y materiales que actualmente no están en uso por sus efectos negativos, inciden en las condiciones de conservación de la estructura precolombina. Por lo anterior, el tema se atiende con una perspectiva interdisciplinaria, a fin de dotar al edificio de las condiciones necesarias para su restauración y conservación.

 

El INAH cuenta con un seguro que brinda cobertura a las zonas arqueológicas bajo su custodia, por lo que el mismo día 30 de julio de 2024, se notificó a la Aseguradora Agroasemex, a fin de iniciar el trámite de los fondos necesarios para la intervención.

 

El mantenimiento es una labor indispensable en este tipo de inmuebles, por lo que el INAH seguirá atendiendo dicha labor, en favor del patrimonio cultural de las y los mexicanos.




Ihuatzio


Ihuatzio o Jiuatzio en lengua purépecha significa “en la casa del coyote”. Originalmente el paraje se conocía como Yacatécharo. Se ubica al norte del Estado a 65 km., forma parte del municipio de Tzintzuntzán, el cual limita al norte con Quiroga, al noroeste con Huiramba, al sur con Pátzcuaro y al oeste con Erongarícuaro. En su entorno natural domina el bosque mixto con pino, encino y cedro. Su fauna está representada por coyotes, ardillas, armadillos, conejos y comadrejas.


Relevancia cultural


La primera ocupación del sitio correspondió a grupos de habla náhuatl y con influencia tolteca. Estos grupos habitaron las islas y las riberas del Lago de Pátzcuaro hasta la llegada de los purépecha. Desde el arribo masivo de los grupos purhépecha a la cuenca del lago de Pátzcuaro, éstos adquirieron poder y paulatinamente dominaron la región hasta consolidar un estado fuerte. Ihuatzio, junto con Pátzcuaro y Tzintzuntzan serían los tres principales asentamientos y sedes de poder de un vasto imperio que abarcó una gran parte del estado de Michoacán y porciones de los de Jalisco, Guanajuato y Guerrero (longitudinalmente entre los límites de los ríos Balsas y Lerma).


Ihuatzio fue la primera sede del imperio purhépecha, desde donde se catapultó para convertirse en un poderoso señorío, mediante la conquista o sometimiento de comunidades menores. Al momento de la conquista española, este era un grupo antagónico a los mexicas. El sitio se distingue por la presencia de arquitectura singular como son los huatziri, caminos elevados que delimitaron espacios y sirvieron como senderos al interior del sitio.


Otra de sus características es la gran extensión de su área nuclear, comparada con los demás asentamientos localizados en las riberas del Lago de Pátzcuaro, además de que es la única de las tres cabeceras del imperio purhépecha, donde se ha encontrado escultura monumental. Durante su época de mayor esplendor el área nuclear de Ihuatzio abarcó aproximadamente 150 hectáreas donde mediante exploraciones arqueológicas se han identificado 84 estructuras, de las cuales sólo se han expuesto 7, todas las cuales están en el área de visita.


Anitzel Díaz


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