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Del banco verde al banquillo de los acusados

admin

Manuel Ajenjo


Fue en Aguililla, Michoacán, el 13 de abril del 2021, cuando el entonces gobernador michoacano, Silvano Aureoles , demostró todo el valor que puede acumular un hombre cuando a bordo de un vehículo del Ejército y, únicamente acompañado de sus escoltas a los que a su vez protegían algunos soldados, apoyados por marinos, descubrió entre un grupo de manifestantes de la peligrosa Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) a un despreciable sujeto que traía consigo, no una, si no dos cartulinas que el buen juicio del gobernante consideró como calumnias en su contra, lo que provocó su indignación. En los cartones que exhibía el bellaco se leía: “Señor Gober, viaja por tierra para que veas la realidad que vivimos” y “Quiero vivir libre en mi pueblo de Aguililla, Michoacán”. Indignado ante tal desacato el gobernador Aureoles, en un alarde de valor inaudito, abandonó el transporte militar, encaró al hombre y lo empujó con ambas manos. Posteriormente alguien del equipo de seguridad del valiente mandatario estatal le quitó al individuo las ignominiosas pancartas.


El sujeto que cometió tal acto de falta de respeto responde al nombre de Fernando Padilla Vázquez , quien a través de su abogado Ignacio Mendoza Jiménez , interpuso una demanda contra Silvano Aureoles por abuso de autoridad. No pasó nada. El Ejecutivo justificó el enfrentamiento, al decir que se enfrentó a un grupo de halconeros y se comprometió: “No me voy a quedar callado ni cruzado de brazos ante quienes quieren seguir sembrando la violencia y el caos. Voy a recuperar Aguililla de las manos de los delincuentes”. Promesa que cumplió como le consta al “ Mencho ”.



Meses después, en junio del mismo año, el gobernador de Michoacán, acudió a Palacio Nacional para entregarle al presidente López Obrador, supuestas pruebas de que el crimen organizado intervino a favor de Morena en las elecciones de su estado. Como el jefe del Ejecutivo federal no lo atendiera, el perredista se sentó en un banco verde que llevaba consigo y permaneció sentado cuatro horas esperando ser atendido por el tabasqueño que ni caso le hizo. El hecho generó la burla de los caricaturistas y de uno que otro malcriado columnista.


Cansado de estar sentado, don Silvano se levantó y sentenció: “El futuro de México está en riesgo, voy a acudir ante la Suprema Corte y las instancias internacionales para denunciar la gravedad de la intervención del crimen organizado en la elección”. Su resolución duró menos que el tiempo que estuvo sentado.



En el 2023, como perredista y miembro del Frente Amplio por México, aspiró a ser el candidato de esta coalición a la Presidencia de la República. Perdió y terminó apoyando a Xóchitl Gálvez hasta que se enteró que ésta lo descalificaba en lo privado por lo que renunció a la encomienda que le hicieran en el equipo “Fuerza y Corazón por México”. En el 2024 fue expulsado del PRD, bueno de lo que quedaba del PRD.


Desde entonces entró al radar de la FGR para cuando por cuestiones de política internacional fuera necesario contar con un exgobernador cuya corrupción fuera evidente como la del michoacano al que se le acusa de administración fraudulenta por más de 5,000 millones de pesos, así como el uso discrecional de aeronaves por más de 1,227 millones de pesos, para transportar maletas de contenido secreto que apuntan a presuntos nexos con el crimen organizado. Su afición por los vehículos aéreos, provocó que sus colaboradores más cercanos le llamaran “ el Señor de los Cielos 2 ”.



¿Será, Aureoles, el primero de un catálogo de gobernantes corruptos que serán enviados a EU para que Donald Trump tenga a quien echarle la culpa de la adicción irrefrenable de los habitantes del país del norte por las drogas?


Punto final


¿Conejo, es el apellido materno de Silvano Aureoles o su calificativo?

 
 
 

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