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Chocolate con chile; Fanny Calderón de la Barca


Diferencias sociales, inseguridad, corrupción, una que otra nota social de chismorreo, una que otra nota de mochería





Estoy releyendo la Crónica de Frances Erskine Inglis, sobre su estadía en nuestro país como esposa del primer embajador de España después de la independencia. El recuento es delicioso e incisivo, y en tantas maneras tan actual que da miedo.


Sorprende que casi dos siglos después los temas sigan, de alguna manera, siendo los mismos. Diferencias sociales, inseguridad, corrupción, una que otra nota social de chismorreo, una que otra nota de mochería. “Señor__ brought a message from several of the principal ladies here, whom we do not even know, and requested, that as a stranger, I should be informed the reasons which rendered the Poblana dress objectionable in this country…” Quien lo hubiera dicho de la China poblana, “They assured us that Poblanas generally were femmes de rien, that they wore no stockings, and that the wife of the Spanish minister should by no means assume, even for one evening, such a costume”.


¿No suena actual?  Me gusta, aunque a muchos, mexicanos sobretodo, les dolió la crítica, su manera de vernos de fuera.

No creo que haya sido crítica fue simplemente una manera honesta de vernos. Manuel Altamirano, escribe “Después (de Humboldt) casi todos los escritores nos han calumniado, desde Löwerstern y la señora Calderón de la Barca, hasta los escritores y escritoras de la corte de Maximiliano”.


Observadora innata, su crónica -que en realidad es un compendio de cartas a su familia-tiene descripciones muy minuciosas de lo que a ella le interesaba: la ropa, “many dresses were overloaded, a common fault in Mexico; and many of the dresses, though rich, were old-fashioned… women with rebosos, short petticoats of two colours, generally all in rags, yet a lace border appearing on their garment: no stockings…”  la comida, las casas, incluso costumbres ya perdidas o ajenas a nuestro tiempo como cuando una monja tomaba el velo o la multitud de fiestas celebradas por la iglesia.


Así desfilan ante nuestros ojos señoras de la alta sociedad, incluso de la nobleza (sin nombres para no herir susceptibilidades) mestizos e indígenas.

Me hubiera encantado ver el Río Churubusco bordeado de Amapolas, o la Viga como un paseo de canales “I greatly prefer the Viga, which now begins to be the fashionable promenade. It is bordered by a canal shaded by trees, which leads to the Chinampas, and is constantly covered with Indians in their canoes bringing fruit and flowers and vegetables to the Mexican market”.


Fanny Calderón de la Barca, más conocida como “Madame Calderón de la Barca” fue también todo un personaje que al igual que su escritura se adelantó a su tiempo. Nacida en Escocia en 1804 en una familia de diez hermanos y miembro de la aristocracia menor escocesa, que en su juventud se viene a menos.


Durante su niñez recibe una educación latinista que incluye música y apreciación artística (lo que se deja traslucir en sus escritos e intereses) y tiene oportunidad de viajar por Italia y Francia.


A los 23 años la familia lo pierde todo y se trasladan primero a Francia, por último, a Estados Unidos donde forma parte de un pequeño grupo intelectual en Boston. Además, la familia funda una escuela para niñas ricas.


Fue en Boston donde a través de William H. Prescott (historiador norteamericano) Fanny conoce a Ángel Calderón de la Barca y en 1838 se casan.


En 1841 regresan a los Estados Unidos. Sierra O´Reilly la conoce en Washington “habla con soltura los principales idiomas modernos’; es de una instrucción exquisita y era el alma de la brillante sociedad que en su casa se reunía”.


Después de enviudar, los Reyes de España le pidieron que fuera maestra y dama de compañía de la infanta Isabel y en 1876 la familia real le concede el título de Marquesa de Calderón de la Barca. Muere, en 1882, a los 77 años.


El libro “Life in Mexico during a Residence of Two years in That Country”



El libro “Life in Mexico during a Residence of Two years in That Country” se publica en 1843 simultáneamente en Londres y Boston. En la primera edición “el nombre de la bella autora se esconde bajo sus iniciales por ser en opinión de su caro esposo contrario a las reglas de la etiqueta diplomática” Prescott.


Arriba durante el gobierno de Bustamante y también conoce a Santa Ana, es testigo de levantamientos federalistas, división interna, rebeliones indígenas. La sociedad mexicana se encuentra sumida en el cambio, muchos españoles han regresado a su patria, mientras que los mexicanos buscan ocupar de nuevo su lugar “Whilst I am writing a horrible lépero, with great leering eyes, is looking a t me through the Windows, and performing the most extraordinary series of groans.”


Más que un libros de viajes, o crónicas, o crítica social, La vida en México es un valiosísimo testimonio sobre los mexicanos de aquella época. “This is Mexico, and in spite of all the evils that have fallen over it, the memory of the romantic past hovers there still”.


Anitzel Díaz


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